Su nombre científico es Asclepias Prostrata y es conocida como un tipo de algodoncillo que crece en bosques espinosos. El Servicio de Pesca y Vida Silvestre fue quien clasificó la planta en peligro de extinción. 

A causa de esto, la agencia gubernamental designó 661 acres de hábitat crítico en los condados Starr y Zapata para ayudar a conservar la planta.

Según el Instituto de Biología de la UNAM, el género Asclepias tiene 132 especies en América, que se distribuyen desde Canadá hasta Argentina. 

Algunas de estas especias tienen gran importancia en el estudio de procesos biológicos, así como la medicina tradicional y alópata.    

¿Pero qué es lo que amenaza el algodoncillo? 

La pérdida de hábitat por el arado de la tierra, la degradación por la invasión de plantas invasivas; la construcción de carreteras y servicios públicos, y actividades de vigilancia y seguridad fronteriza.

El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE. UU dice que al establecer el hábitat crítico aumenta la conciencia sobre el algodoncillo y disminuye la tasa de disminución de su hábitat.

Sus flores de color crema, amarillo, verde o rosa atraen y apoyan a los polinizadores nativos, especialmente a las abejas y avispas grandes, y es una planta hospedante para las mariposas monarca.

La conservación de plantas y hábitats saludables garantiza que el patrimonio natural continúe perdurando para las generaciones futuras. 

Las plantas con flores también sustentan la vida silvestre, especialmente polinizadores. Aportan belleza estética a nuestro mundo natural y tierras públicas.

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