HECHOS VALLE pudo conversar con varios inmigrantes en Matamoros que dicen sentirse cansados de esperar para cruzar a los Estados Unidos con un amparo humanitario o hacerlo de manera ilegal.

Al otro lado de la frontera en Brownsville, policías del Departamento de Seguridad Pública de Texas y soldados de la Guardia Nacional se encontraban cerca a la orilla del río Grande donde estaban cruzando personas usando colchones inflables desde Matamoros.

Algunos migrantes venezolanos al lado mexicano dijeron que querían cruzar sabiendo que posiblemente iban a ser expulsados. Muchos migrantes en busca de asilo en Estados Unidos son expulsados hacia México bajo una orden de salud pública conocido como el Título 42, que busca detener la entrada del COVID-19 al país.

"Si me devuelven, vuelvo a intentarlo hasta que nos reciban,” dijo Charo Peña, un inmigrante venezolana mientras esperaba su turno para subirse a un colchón que la iba a llevar al lado estadounidense.

Otro inmigrante venezolano también estaba frustrado por la larga incertidumbre que sentía para entrar a Estados Unidos.

"Si abrieron una puerta, no era para que nos la cerraran en la cara,” dijo Johanni José Malavez.

Con la pronta llegada de las bajas temperaturas a la región, funcionarios del gobierno municipal de Matamoros y líderes de organizaciones pro-inmigrantes se reunieron el miércoles por la mañana para escoger un lugar donde habrá un albergue.

Se espera que el viernes las temperaturas bajen al nivel de congelación. Un portavoz del gobierno municipal le confirmó a HECHOS VALLE que el albergue para los migrantes será por el Libramiento Portes Gil entre Sendero Nacional y la Carretera a Reynosa.

Por ahora, funcionarios están coordinando los horarios y el transporte con asociaciones humanitarias.